jueves, 4 de febrero de 2010

Mi querida Pepita


Un pequeño cambio en la cabecera de mi blog y de nuevo, la promesa que tantas veces hago: actualizar con más frecuencia.

Todavía, a día de hoy, tengo felicitaciones de navidad sin contestar. Una de ellas en especial, parece que me cuesta mucho escribirla, pero he de hacerlo porque no me puedo comunicar con esta persona de otra manera, sólo por carta de toda la vida.
Y lo voy a hacer ahora mismo, más o menos...

Mi querida Pepita:

Sé que una vez más, sabrás perdonar mi falta de puntualidad a tus cartas, aunque una felicitación de navidad parece que tiene menos perdón.

Mejor olvidemos mi tardanza. Podemos situarnos en las navidades del año 2008, empezar a soñar y recordar juntas los momentos tan maravillosos que hemos pasado, fue todo el mes de diciembre y enero, no hubo un solo día que nos llegaran las horas para contarnos tantas cosas de nuestras vidas, nos conocíamos por carta y fotos. Cuando nos vimos en persona, no nos podíamos creer que fuésemos tan iguales físicamente, la misma estatura, el mismo color de pelo, los mismo ojos, el mismo peinado … No, no tenemos el mismo tono de voz. Nuestras madres eran hermanas. Pero aparte de nuestro físico, nuestra forma de ser es casi idéntica.

No sé porque te recuerdo esto, lo hemos repetido infinidad de veces.Todo lo que te conté de los abuelos y tantas cosas que quedaron en el aire, ¡tanto que los echaste de menos! Sin conocerlos.
El destino, o buscando una vida mejor, nuestras madres también vivieron lejos una de la otra, y así fallecieron sin volver a verse.
Nosotras no podemos saber lo que nos deparará el futuro.

Muchos besos de tu prima
Aná.

La camelia que tanto te gusta, tenía hoy estoy capullitos.