viernes, 27 de junio de 2008

Visita a un hospital

Permanecí en la sala de espera de un hospital esperando que fuese la hora señalada para las visitas. Una conocida mía tuvo que ingresar de urgencia, aunque yo creo que su problema de salud es causado por los muchos años que tiene.
Vivíamos en el mismo rellano de la escalera, en pisos distintos, y por nuestra diferencia de edad, siempre me trató como a una hija. Ella no tiene hijos, y cuando yo me fui a vivir a otro lugar, sé que se sintió un poco triste, porque, a pesar de que seguimos viviendo más o menos cerca y yo seguí interesándome por ella, me decía que no era lo mismo, que antes nuestras puertas estaban una enfrente de la otra y ahora nos separan unas cuantas calles.

En los escasos cinco minutos que tuve que esperar, me hubiera gustado no haber levantado la vista del periódico que estaba ojeando. Pude ver en la cara de la gente que entraba o salía, alegría, preocupación, ausencia…. La mía era una mezcla de todas.

Al entrar en la habitación, me encontré con una persona de 90 años, tumbada en la cama, totalmente lúcida, su alegría fue enorme al verme pues, en ese momento, no me esperaba, no se acordaba de mí.

Ella notó que mi mirada se fijaba en las baldas que tenía la cama y me explicó: "Me ponen esto porque me ven vieja y sola, y creen que me voy a caer o a fugar de aquí. En casa estoy sola y nunca me caí y me levanto cuando quiero. ¡Quiero irme a mi casa! "

"Cuando estés curada te vas a tu casa",
le contesté.

"¿De qué me van a curar? El único mal que tengo es que cumplo años, los años no pueden con mi cuerpo y todavía no hay ningún hospital que cure esto".

Un saludo.

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viernes, 20 de junio de 2008

Recuerdos


Tenía 19 años y sentía necesidad de cambiar mi vida, quería hacer cosas que me gustaban, sin que nadie estuviera a mis espaldas calentándome la cabeza, quería trabajar y ganar dinero, creía que esto me ayudaría a alcanzar mis objetivos.

Me matriculé, en lo que hoy se llama ciclo formativo, antes era un curso intensivo de secretariado, con clases de inglés, francés, correspondencia, derecho, saber estar, y algo que supongo que hoy ya no se lleva: taquigrafía, ¡sorprendente! Los idiomas no eran mi fuerte, pero la taquigrafía me encantaba, fue cuando comencé a aprender mecanografía. En un tiempo récord, en tan sólo dos meses escribía correctamente al tacto, en mi casa no había máquina de escribir, sólo figuras religiosas, por eso acudía a clases privadas, los ahora llamados cíber, antes eran salas con máquinas de escribir.

Este curso terminó, como todos los cursos, a finales de junio. Ese verano no trabajé en ningún sitio, lo dediqué a seguir practicando mecanografía y los temas que había estudiado, mientras, pensaba a dónde podía enviar mi currículum, quería estudiar Psicología pero primero tenía que trabajar.

Salieron convocadas plazas, precisamente del curso que había terminado, para una empresa grande (o gran empresa, por aquellos años) cerca de donde vivía. Me examiné y ese mismo año en septiembre estaba trabajando. Las cosas no me habían ido nada mal.

Ese año ya era demasiado tarde para matricularme de Psicología, lo pospuse para el próximo curso.

Por aquél entonces tenía novio, fue una parte importante para poder alcanzar algo de lo que me proponía. Sin embargo, las cosas en casa era imposible que mejoraran, cuando no se entra en razón o una de las partes quiere imponer su autoridad, no puede haber entendimiento. Mi tía sabía que en cualquier momento yo podía irme: ¡curioso! Hasta sentí compasión por ella. Algo pasó por mi cabeza y la dependencia hacia ella fue tremenda, no me sentía con fuerzas para decirle, adiós, ¡ahí te quedas!

Ella se ponía furiosa cuando le decía que iba a salir con mi novio,(muchas veces le tengo dado plantón, porque ella no me dejaba salir de casa), no le gustaba nada, pero lo que creo es que ella veía mi marcha cada vezmás cercana.

Aunque tenía un buen sueldo, no era mayor de edad, (la mayoría de edad era a los 21 años) y era una mujer, esto significaba que no podía hacer nada sin permiso de mis padres o mi marido, (marido no tenía, si lo tuviera, tampoco le pediría permiso para nada) algo a lo que me negaba y me negué rotundamente. Afortunadamente estábamos a las puertas de la democracia.

Un saludo.

martes, 17 de junio de 2008

Los 10 mandamientos de un blog

Mi agradecimiento a María Jesús Verdú http://www.zonailuminada.blogspot.com/, que me ha enviado los 10 mandamientos de un blog.


1º Confianza: Confiar en uno mismo es fundamental.

2º Amistad: Tener una conexión con la persona que nos lee.

3º Lealtad: Ser honrados.

4º Comprensión: Capacidad para entender lo que el otro escribe.

5º Sinceridad: En el blog, puede que la sinceridad sea entre comillas.

6º Ayuda: Muchas veces es lo que necesito.

7º Compartir: Compartir las alegrías o las penas con los comentarios del post.

8º Ser agradecido: con quien pierde un momento de su tiempo para leerme.

9º Respeto para todos: Es lo fundamental.

10º Vive y deja vivir: También es fundamental.


¡La amistad es bella! es el resultado de cumplir los 10 mandamientos


Gracias María Jesús por tu atención.

Un saludo.

viernes, 13 de junio de 2008

Aná se fue de boda




El pasado sábado al mediodía, en un bonito lugar a las afueras de Ferrol, asistí como invitada, con mucho gusto, a la boda de la hija de una amiga (no es mi amiga la rubia).

Los novios guapísimos, parecían de un anuncio de revista. No puedo poner fotos, es algo que no hago sin permiso. Los novios, precisamente se fueron de viaje por el norte, a la expo de Zaragoza y a la costa Mediterránea de España; casi seguro que tuvieron que hacer uso del paraguas. Pero como tienen un mes y medio de vacaciones, algún día tendrán bueno.

Como una campeona resistí, parte del día y de la noche, los zapatos con un tacón considerable; ¡cómo hacemos sufrir a los pies!

Y digo parte de la noche porque a pesar de que sobre las 21 hrs se dio por finalizado el convite, o mejor dicho: el personal del Pazo Libunca, muy amablemente nos indicó a unos cuantos que no teníamos prisa, que deberíamos abandonar el local (tenían que dejarlo impecable para el día siguiente, es comprensible), y nos fuimos a cenar a otro local que tiene sala de fiestas y de ahí, yo siempre con mis tacones, a las tantas de la mañana nos fuimos caminando para casa. ¡Un día completo!

El Pazo Libunca, el lugar elegido para el evento, tiene unos magníficos jardines con una extensión enorme y está rodeado de un bosque con diferentes árboles centenarios. Los aperitivos fueron servidos en el jardín.La espera de los novios, que se fueron a hacer las fotos a mi playa: A Frouxeira en Valdoviño, se hizo corta contemplando tanta belleza, y además a esa hora del mediodía se dejaba sentir un agradable calor.

Yo lo pasé estupendamente y disfruté como nunca del día.


¿Os gustan las bodas? Supongo que os pasará igual que a mí: depende de qué boda se trate.

Un saludo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Guateques juveniles






Fórmula V, los Bravos, los Brincos, Mocedades, Raphael, Adamo, Sergio y Estíbaliz … con “Volverás a ser la chica sencilla” y otros; esta música en single sonaba en nuestro tocadiscos portátil en aquellas fiestas, llamadas guateques, que tanto nos gustaban. El garaje de la casa de mi amiga era el lugar perfecto, tenía poca luz porque los watios eran pocos.

Hortensia era la encargada de las invitaciones y, algo curioso: no había parejas ni surgió ninguna de estos guateques. En invierno y casi siempre los domingos a las seis de la tarde era la hora que teníamos señalada para comenzar la fiesta hasta las nueve de la noche, pues entre las 21:30 y 22:00 h., todos teníamos que estar en casa, sobre todo, yo! Nuestra forma de divertirnos era bien distinta a la actual.

Los sábados, cuando teníamos dinero, íbamos al cine y en verano cambiábamos los guateques por las verbenas.

Pronto empezamos a frecuentar una famosa discoteca de entonces, el L.T., situada en el centro de Ferrol pero a las 21:30 siempre teníamos que irnos, todavía conservamos amistades que conocimos allí. Los domingos al mediodía, a las chicas nos dejaban pasar gratis, lo pasábamos muy bien.

A mi tía le decía que iba a estudiar a casa de Hortensia... ¡algo le tenía que decir! además le gustaban mucho tanto Hortensia como sus padres.

Hortensia y yo nos hicimos inseparables, disfrutamos nuestros años juveniles con mucha intensidad, sufrimos juntas los primeros desengaños amorosos, también compartimos algún suspenso, algún examen en septiembre...aunque nunca tuvimos asignaturas pendientes para el siguiente curso.

Pero a pesar de compartir tantas cosas, cada una veía su futuro de manera muy distinta...

Un saludo.