miércoles, 28 de mayo de 2008

Mi amiga y yo




Estudiamos juntas el tiempo que estuvimos en el instituto, pasamos momentos que de verdad es imposible olvidar, ella se encargaba de organizar los guateques e invitar a quien le parecía, yo siempre estaba de acuerdo.

Mi amiga Hortensia y yo, a pesar de ser tan diferentes, en cuanto a pensamiento y forma de ver la vida, nos llevamos muy bien y, a día de hoy seguimos siendo amigas, ella es muy alegre y muy divertida yo soy más seria y reservada, ella es rubia natural y yo soy morena, también natural… siempre formamos una pareja estupenda, las dos “éramos o somos guapas” jejjjjjjjjjje!

Yo siempre quise trabajar y buscarme un futuro, aunque el futuro es el día a día, a ella, en aquellos años, le bastaba un marido con una buena nómina, y lo tuvo. Afortunadamente hoy no piensa así y tiene un trabajo.

Su despedida de soltera fue en un conocido local de Ferrol, como casi todas las despedidas. Mi despedida de soltera fue un atardecer de verano en mi playa preferida; mi novio y yo celebramos juntos la despedida de solteros, tanto nuestros invitados como nosotros tenemos un recuerdo estupendo de aquella despedida, bueno, teníamos cena y al final hicimos una gran queimada.






Ella se casó de blanco como casi todas las novias y lo celebró con un gran banquete, el gasto se lo repartieron entre las dos familias. Yo me casé con un traje de fiesta y lo celebré en familia, mi novio y yo fuimos los que pagamos. No quisimos que nuestras familias asumieran ese gasto. (Fuimos un poco tontos).

Las dos tenemos dos hijos, nuestros hijos también son diferentes, mientras que mis hijos fueron a la escuela pública, los hijos de mi amiga fueron a un colegio religioso, tienen edades muy iguales y no fueron amigos ni de pequeños.

Ella tiene un ex marido y yo tengo un marido.

Somos tan, pero tan diferentes y sin embargo somos amigas.

Un saludo.

jueves, 22 de mayo de 2008

Recuerdos


Al comenzar el instituto y tener nuevas amistades creí que las cosas cambiarían, tanto en casa como fuera de casa. Mi tía, a pesar de ser una mujer joven y trabajar fuera de casa, tenía siempre su mente ocupada con temas religiosos; todo lo tocante a la iglesia era una bendición para ella.

Cuando yo, por cualquier motivo, le llevaba la contraria, se pasaba varios días sin hablarme, lo cual no me importaba mucho pero el problema era que económicamente dependía de ella.




Estar en casa era un tormento, el verme yo sola con ella, me producía una tristeza fuera de lo común, siempre digo, que la vivienda es en dónde uno tiene que sentirse a gusto...En el instituto todo era diferente. Aunque lo único que tenía que hacer era estudiar, me resultaba imposible concentrarme, pero de todos modos iba aprobando... no fui muy buena estudiante...








En la clase de Educación Física, y fuera de horas de clase, teníamos la opción de practicar atletismo, salto de altura y salto de longitud. Un profesor nos acompañaba al estadio de fútbol y allí entrenábamos, y esto se convirtió en mi pasión, me gustaba y me sigue gustando mucho.El salto de altura y longitud lo dejé pronto pero seguí corriendo, afición que tuve que dejar hace poco a raíz de un accidente. Mi tía lo consideraba poco femenino pero firmó la autorización para que pudiese entrenar.

Seguía sin tener demasiadas amigas fuera del instituto, sólo salía alguna vez al cine y al terminar la película tenía que irme para casa rápidamente, pero había una niña que conectaba más conmigo, mi vida le parecía rarísima, nos hicimos grandes amigas, luego compartimos muchos guateques (otro capítulo se lo dedicaré a las “fiestas” y a los “novietes”).

Al llegar a 4º de bachillerato me planteé que mi vida no podía seguir así, no me acuerdo de la edad que tenía, sobre 14 ó 15 años, ese año, durante los tres meses de verano estuve trabajando en la recepción de un conocido camping. Para mí fue una experiencia única, trabajaba todo el día, sin horario, la playa sólo la veía de lejos. Me sentía libre, pues esos tres meses estuve viviendo con mis padres y hermanos.

Mi tía, a pesar de que sabía que yo pretendía olvidarme de ella, no sé cómo se las arreglaba para que, al final, yo siempre terminaba cediendo y haciendo lo que ella decía y volviendo otra vez con ella.

Pero, por mi edad, y a pesar de tener una educación bastante reprimida, me estaba volviendo rebelde y todo lo prohibido en casa me gustaba, la política, manifestaciones clandestinas…

Un saludo.

viernes, 9 de mayo de 2008

Recuerdos.



Cuando ya fui un poco más mayor, durante unos cuantos días de las vacaciones escolares de verano, mi tía me llevaba con mis padres y mis hermanos. Aunque era una alegría para todos, no podían evitar mirarme como a alguien extraño, y yo hacía verdaderos esfuerzos para que esto no fuese así. Mis amigas vecinas, también tenían ese recelo al principio, me veían como una extraña, pero después jugábamos todas juntas. Ellas pensaban que yo tenía ventaja sobre ellas porque vivía en la ciudad. ¡Si ellas supiesen! Siempre les decía que lo que más deseaba era quedarme en el pueblo e ir allí al colegio con ellas, con mis hermanos, con mi gente… Supongo que no me creían porque “en la ciudad se vivía mejor que en el pueblo” pero estoy segura de que si lo pensasen un poco ahora, me darían la razón. A día de hoy seguimos manteniendo la amistad.
También quería ayudar a mis padres, me gustaba hacerlo, pero ellos no me dejaban hacer nada. En casa había, y todavía hay, un horno en dónde cocían el pan. Recuerdo que muchas veces yo le decía a mi madre que esperase a que yo estuviese en casa para encender el horno y ayudarle con la masa para hacer el pan. Me encantaba hacerlo. Creo que pocas veces se acordaba de mi petición, pero tampoco podrían esperarme, yo iba muy poco.
La casa de mi abuelo era, y sigue siendo, una casa muy especial. Mi padre era funcionario y mi madre se ocupaba de los hijos y de la casa; años más tarde también ella se convirtió en funcionaria, y siguió atendiendo a todo… Mis padres trabajaron duro en esa casa, mi abuelo hacía su vida independiente.
El fin de mis “vacaciones” era horrible, ¡con lo que a mí me gustaba estar en aquella casa!
Mis padres, mis hermanos…. Y todo.

Mi tía era una persona que sentía pasión enfermiza por la iglesia. Me obligaba a ir a catecismo todos los domingos, a misa todos los días, a rezar el rosario todas las noches, a ir a aquellas horribles excursiones con los del catecismo… y hasta me metió en Sección Femenina, con uniforme y todo!!
Lo que más me atemorizaba era la Semana Santa. Aquellos sermones de los curas… que parecía que retumbaba la iglesia entera, nos acusaban de malos, como si fuéramos los culpables de todo, lo que teníamos que hacer era rezar y rezar para expiar nuestra culpa.
Ya en aquel momento, yo me sentía una niña diferente a casi todas con las que mi tía me quería relacionar. Todavía era pequeña pero empecé a rebelarme, empecé a decir que NO…aunque me llevaba la peor parte, pues ella me castigaba encerrada en una habitación toda la tarde o toda la mañana, según se terciase. Era horrible. Además, en aquella casa sólo había libros religiosos. Y la alternativa eran los del colegio pero poco me apetecía leerlos o estudiarlos.

Tenía pocas amigas, sólo las niñas del colegio y sólo durante las horas que pasábamos en el colegio. Después ni me dejaba ir a casa de nadie ni nadie podía venir a la “mía”. Todas las niñas que conocí vivían con sus padres, mi caso era especial.

Afortunadamente sólo me quedó una secuela: alergia a la iglesia!!


Un saludo.

lunes, 5 de mayo de 2008

Nuestros Mayores

Durante la semana, mis hermanos y yo, estamos ocupados con nuestros trabajos, vivimos en sitios diferentes y todos tenemos obligaciones que atender. A veces, coincidíamos en casa de nuestra madre, todos juntos un fin de semana y al siguiente no iba nadie. Para evitar esto, decidimos turnarnos los domingos. Así, tenemos establecido un domingo al mes para atenderla. Es una forma de dedicarle un día a ella. Goza de buena salud y se vale por sí misma, pero por su edad no queremos que pase el día sola y ella se niega rotundamente a abandonar su casa!! A diario, tiene a una persona que le hace lo habitual de una casa, incluida la comida. Pero, vengo observando que, entre los hermanos, varones y mujeres, el trato con nuestros mayores, en este caso, con mi madre, es bien diferente. Todos somos relativamente jóvenes; cuando es el turno de uno de los varones, inexcusablemente tienen que contar con la ayuda del cónyuge, esto siempre es así. Se sienten incapaces de atenderla. Realmente, no hay nada en qué esforzarse, se trata de tareas básicas, bien sencillas, pero que no saben/quieren hacer solos. En mi caso, prefiero ir sola, así estoy exclusivamente para su atención y ella se siente mejor. Total, es un día al mes; además, la llamo todos los días por teléfono y la visito todos los sábados.
Cómo decía, cuando le toca al varón, sin su cónyuge no es capaz de hacer nada, y es una lástima porque me consta que, las esposas, sin llegar a tratarla mal, por sus formas y su actitud, dejan mucho que desear.
¿Qué hemos hecho mal para que algunos hombres (Ojo! hay maravillosas excepciones), en pleno siglo XXI, se sientan incapaces de, simplemente, hacer un día la comida para su madre?
Y otra cuestión que se me plantea: ¿Por qué el trato es diferente si se trata de nuestra madre o si es nuestra suegra?
Un saludo.

sábado, 3 de mayo de 2008

El día de la madre

Esta hermosa flor, una de las primeras en florecer en primavera, y con permiso de su autora, es la escogida por mí, para ilustrar este post.
Por favor, ser honestos, esta flor tiene dueña.


La madre es la única persona del mundo que siempre está, de forma incondicional”

Basándome en este texto, nunca me gustó que el calendario tenga un día dedicado a algo que tiene que ser cotidiano, y mucho menos a la madre.
Considero que el día de la madre es cada día del año, y que el 4 de mayo es más bien un día comercial.
Recuerdo ese "Día de la madre", cuando por la mañana muy temprano me despertaban mis hijos con un gran beso y un fuerte abrazo, y también con un regalo hecho en el colegio con todo el cariño, la mayoría aún los conservo: los dibujos los tengo en una pared de mi habitación, cada vez que les miro la fecha me parece increíble que hayan pasado tantos años.
Cuando fueron un poco más mayores, les gustaba sorprenderme preparando el desayuno, no querían que yo entrara en el comedor hasta que tuvieran todo listo, cuidaban todos los detalles, zumo, tostada, mantequilla, mermelada, churros, cubiertos,etc...todo perfectamente colocado (vivíamos cerca de una churrería y ya el día anterior hacían su encargo), la verdad es que me gustaba mucho.
El domingo 4 de mayo, dedicado a las madres, ni siquiera nos veremos, hablaremos por teléfono como habitualmente, yo tengo que atender algún asunto que me obliga a estar fuera de casa ese día, por eso el 1 de mayo, fue el escogido por nosotros para disfrutar de una comida familiar y claro que tuve regalos, ellos saben que no soy partidaria de eso, pero no lo pueden evitar. El mejor regalo es disfrutar de su presencia.
Disfrutad del fin de semana.

Un saludo.