sábado, 26 de abril de 2008

Recuerdos

Desde un primer momento, mi abuelo y su hija no se entendieron. Él era demasiado independiente, para a aquellas alturas de su vida empezar a regirse por unas nuevas normas.

Muchas veces me acuerdo de esto, al ver a alguna gente "mayor" (¿qué significa exactamente "mayor"? entiendo que es cuando una persona, independientemente de su edad, no se vale por sí mismo), manejada por hijos y otros familiares.

Esta señora, mi tía, mientras vivía en la casa, a falta de mi abuela, empezó a “apoderarse” de mí. Mis padres estaban recelosos, no les gustaba que yo pasase tanto tiempo con ella pero era muy pequeña y no tenía la capacidad suficiente para imaginar lo que podría pasar.

Transcurrido un tiempo y como mi abuelo y ella ya no se soportaban más, decidió que se iba. Volvía a su casa, bastante lejos de allí, pero no se iría sola (no tenía pareja ni hijos) había decidido que me iba a llevar con ella. Yo me puse muy contenta, me agradaba la idea de conocer otros lugares, ir a vivir a otro sitio, no era consciente de lo que estaba pasando. Ella no atendió a la negativa de mis padres, ni a la de mi abuelo y, al marchar, les prometió que me llevaría todos los fines de semana para que pudiéramos vernos.

Empecé a ir a otro colegio, con otra profesora, no conocía a nadie allí. Aquello no me gustaba. Estaba triste y sola. En aquella época era costumbre que los niños jugasen juntos en los campos o en la misma calle pero a mí nunca me dejaba salir a jugar, tenía que estar con ella en todo momento y hacer lo que ella decía.

Yo seguía insistiendo en que quería salir, jugar, estar con más niños… entonces ella, que sabía que en el portal contiguo había una niña de mi misma edad, me llevó a jugar allí. Se llamaba Matilde, íbamos juntas al colegio, congeniábamos estupendamente, incluso iba con ella y sus padres a la playa.

Un domingo que mi tía no me dejó ir con ellos a la playa, yo, aburrida, esperaba su regreso para estar juntas. Pasaban las horas y Matilde no llegaba. Entonces empezó a correrse el rumor de que Matilde se había ahogado.
Efectivamente Matilde no volvió.

Yo no podía entender por qué sucedía eso: dos personas que quería y no volverían más.

Mientras tanto, mi tía cumplió su promesa durante las primeras semanas y me llevaba a ver a mis padres, pero como le dije que ya no quería volver con ella, que me quería quedar con mis padres, que me gustaba más el colegio al que iba con mis hermanos…tomó el camino más fácil para ella: a partir de ese momento, iríamos lo menos posible a ver a mi familia.

Del colegio sólo recuerdo que la profesora se llamaba Socorrito (¡socorro! tendría que decir yo).

En el recreo, en una enorme pota, ella hacía leche en polvo; aquello me causaba vómitos, no soportaba encontrar grumos en el vaso, el sabor era asqueroso...¡no me gustaba nada! ni la profesora, ni el colegio, ni nada, quería irme con mis padres y así se lo hacía saber a ella una y otra vez.

Nunca fue posible.

Un saludo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que nos sucede en la infancia es lo que mejor recordamos.

Saludos.

matrioska_verde dijo...

¡vaya!... tremendo retrato de una infancia dura, sin duda.

bicos,
Aldabra

Anónimo dijo...

Hola,

Me he leido los últimos tres artículos donde recreas un momento de tu infancia, pero no he descubierto porqué no te podías quedar con tus padres.

Por otra parte, mi hijo tiene ahora seis años. Espero darle una infancia feliz que le defe buenos recuerdos.

¡Saludos!

Francisco dijo...

Suponiendo que lo que relatas sea cierto, cosa que no tengo porqque poner en duda, son verdaderamente muy tristes esos recuerdos. Espero que puedas sacar de ellos una moraleja.

Un saludo

M. J. Verdú dijo...

Visita mi blog.Te he dejado un regalo para ti en mi blog con todo mi afecto

aná dijo...

Todo lo que escribo es un resumen de mi diario personal que, a petición de mi hija todavía estoy escribiendo.
Mi infancia fue triste, en realidad casi toda mi vida hasta su fallecimiento, hace ya unos años.
Era una persona muy dominante, como no tenía hijos, yo sería la hija perfecta. Al principio le dijo a mis padres que me llevaba por unos días, y así pasaron los años.
De vez en cuando seguiré con la historia de mi vida,(si continuo por aquí).
Hoy soy una persona feliz y tengo
una familia.
Muchas gracias por vuestra visita.
Un saludo.

Trini Reina dijo...

Antes, en los pueblos, era frecuente que los padres diesen a uno de sus hijos a una tía soltera o sin hijos, para que esta los cuidase... Al final, ya de mayores, se da el caso que estos niños ni quieren a sus padres ni a sus tíos.

Un relato triste, quizá porque lo conozco, aunque de lejos.

Besos y felicidades por el premio, te lo mereces.

Franziska dijo...

Es un relato desolador. Pero ya forma parte del pasado. Seguro que te han quedado muchas cosas que podrás "aprovechar" de ese desastre. Es doloroso pensar que fue una experiencia que tuvo que marcar tu vida pero trata de mirar hacia adelante y que esos recuerdos no amarguen tu vida de hoy.

Volveré a visitarte. Un abrazo.