jueves, 22 de mayo de 2008

Recuerdos


Al comenzar el instituto y tener nuevas amistades creí que las cosas cambiarían, tanto en casa como fuera de casa. Mi tía, a pesar de ser una mujer joven y trabajar fuera de casa, tenía siempre su mente ocupada con temas religiosos; todo lo tocante a la iglesia era una bendición para ella.

Cuando yo, por cualquier motivo, le llevaba la contraria, se pasaba varios días sin hablarme, lo cual no me importaba mucho pero el problema era que económicamente dependía de ella.




Estar en casa era un tormento, el verme yo sola con ella, me producía una tristeza fuera de lo común, siempre digo, que la vivienda es en dónde uno tiene que sentirse a gusto...En el instituto todo era diferente. Aunque lo único que tenía que hacer era estudiar, me resultaba imposible concentrarme, pero de todos modos iba aprobando... no fui muy buena estudiante...








En la clase de Educación Física, y fuera de horas de clase, teníamos la opción de practicar atletismo, salto de altura y salto de longitud. Un profesor nos acompañaba al estadio de fútbol y allí entrenábamos, y esto se convirtió en mi pasión, me gustaba y me sigue gustando mucho.El salto de altura y longitud lo dejé pronto pero seguí corriendo, afición que tuve que dejar hace poco a raíz de un accidente. Mi tía lo consideraba poco femenino pero firmó la autorización para que pudiese entrenar.

Seguía sin tener demasiadas amigas fuera del instituto, sólo salía alguna vez al cine y al terminar la película tenía que irme para casa rápidamente, pero había una niña que conectaba más conmigo, mi vida le parecía rarísima, nos hicimos grandes amigas, luego compartimos muchos guateques (otro capítulo se lo dedicaré a las “fiestas” y a los “novietes”).

Al llegar a 4º de bachillerato me planteé que mi vida no podía seguir así, no me acuerdo de la edad que tenía, sobre 14 ó 15 años, ese año, durante los tres meses de verano estuve trabajando en la recepción de un conocido camping. Para mí fue una experiencia única, trabajaba todo el día, sin horario, la playa sólo la veía de lejos. Me sentía libre, pues esos tres meses estuve viviendo con mis padres y hermanos.

Mi tía, a pesar de que sabía que yo pretendía olvidarme de ella, no sé cómo se las arreglaba para que, al final, yo siempre terminaba cediendo y haciendo lo que ella decía y volviendo otra vez con ella.

Pero, por mi edad, y a pesar de tener una educación bastante reprimida, me estaba volviendo rebelde y todo lo prohibido en casa me gustaba, la política, manifestaciones clandestinas…

Un saludo.

10 comentarios:

Javi dijo...

Hola!!

Por lo que he ido leyendo en los post antecesores y en este mismo, aunque tu tía siempre conseguía que volvieras con ella, por suerte, siempre tuviste las ideas muy claras y nunca conseguió hacerte a su parecido y semejanza.

Abrazos

-javi-

josé javier dijo...

¿Has pensado recopilar estos post, imprimirlos y publicarlos? Creo que son interesantes de conservar y oder leer más adelante. Piénsalo. Un besito cariñoso. J.J.

Anónimo dijo...

Yo soy rebelde por naturaleza y en mi adolescencia era cuando más se me notaba. Tuve mi época de manifestaciones clandestinas como tu.
¡Que tiempos aquellos!

Anónimo dijo...

Siempre nos gusta lo prohibido, sobretodo en la juventud.

Saludos.

M. J. Verdú dijo...

Te he dejado un regalo en mi blog con todo mi afecto

Ignacio Bermejo dijo...

Yo casi que le daría la razón a josé javier.
Piensatelo.
Un beso

la cocina de frabisa dijo...

Qué horror de mujer, penita que descargara todas sus frustraciones en ti.

un beso

Resentido dijo...

La vida es una mierda, por cada momento alegre tenemos 10 tristes o llenos de preocupaciones.

aná dijo...

A mis hijos como siempre les contaba cosas de ella y la conocieron, fue mi hija quien me animó para que lo escribiera y lo que escribo aquí es un resumen, digamos de mi diario, si me apetece seguiré contándolo y comprobaréis que se portó mal conmigo hasta el final de su vida, bueno, no se pudo portar peor. Lo que más siento es que muchos días dejé a mis hijos para atenderla a ella y al final ... me prometió lo que no cumplió.
Bicos. Besos.

Anónimo dijo...

Sigo viajando por tus recuerdos, si me lo permites y es bonito tener tanta memoria, tanto buen gusto para saber plasmar en el papel lo que viviste.
Enhorabuena.
Besos.