lunes, 21 de enero de 2008

Un domingo de enero en Valdoviño

Hola a todos:
Dediqué parte de mi fin de semana en cuidar a mi madre, pues, según acuerdo, me correspondía.
es un día que abandono a mi familia para dedicarle a ella.
No es que se encuentre mal, los ochenta y tantos están encima, me doy cuenta que dejan señales.
Vivimos cerca, apenas 15 km. ella quiere seguir en su casa.
Llegué temprano, la mañana transcurrió sin novedad, estuvimos en casa, a pesar que el día y la temperatura eran super agradables, pusimos algo de orden en la casa y sobre todo recordamos cosas que habían pasado hace muchos años. En un armario, todavía había alguna foto mía con mis amigas de entonces que casi todas siguen siendo hoy, cartas de presentación a alguna empresa, cartas de novietes y otros recuerdos.
Después de comer, nos fuimos caminando hasta la playa, poco trayecto, sobre 700 mts., nosotras para caminar más, damos mucho rodeo.
Como era un día soleado y buena temperatura, había mucha gente.
Mi marido y mi hija también nos acompañaron.
Esa playa es la Frouxeira de Valdoviño, soy natural de allí, considero que es la mejor y más bonita de todas cuantas visité.
La noticia del día era la apertura de la maravillosa Laguna de Valdoviño, tenía demasiada agua. Es un enclave húmedo (y único, para mí) de gran importancia ornitológico, lugar de descanso para las aves durante los pasos migratorios de primavera y otoño, con el cambio climático, quizás, estén un poco desorientadas.
El paseo por la orilla, es un remanso de tranquilidad y la belleza del entorno es algo que no se puede definir.
Si sois amantes de la naturaleza y la tranquilidad, os aconsejo que no dejéis de visitarla.
Recuerdo cuando yo era pequeña, mi padre iba a la Laguna a pescar, había anguilas y sollas. Llegue a odiar los dos pescados.
Así se fue terminando la tarde, hasta que volvimos a casa, cenamos, sobre las 22 horas me volví a mi casa. Me esperaba mi marido y mis dos perros adoptados, mi hija ya se había ido a su casa, a mi nieto no lo vi.
Con una cerveza, respiré hondo, me dije, allá va otro día.

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