lunes, 4 de febrero de 2008

Seguimos de conferencias

No me gusta nada el tema que voy a tratar, no me gusta mentarlos, por alguna circunstancia son noticia, soy de las que digo que para hablar de algo, hay que vivirlo de alguna manera. Podía contar anédoctas y anédoctas, de cuando a mí se me obligaba a ir a la iglesia, bien pequeñita, veía que aquello no podía ser muy bueno,claro, estoy hablando por lo menos de 40 años atrás.
Como ellos tenían dominio total y absoluto de todos los parroquianos, sabían lo que pasaba en todas las casas. Recuerdo que a mi casa iban, no por mis padres, sino por otro familiar que vivía con nosotros. Ni hoy sé a que se debían esas visitas, sólo sé, que a ellos, en aquellos tiempos, se les ponía una copita con unas galletitas, que a nosotros, los niños, nos caían los ojos. Pero no nos tocaba nada.
Cuando se recogía la cosecha, no me acuerdo en que época, de los oficios de la iglesia, los labradores, tenían que llevarle parte de la cosecha, trigo, maíz ..., parece ser que era por las ánimas del purgatorio o algo así, las medidas eran en ferrados, no sé la equivalencia en kilos y tampoco tengo claro que son las ánimas esas.
A lo largo de los tiempos, no quiero mirar mucho para atrás, en la época de la guerra civil y postguerra, ejercían de "chivatos" de los fieles descarriados,(gente inocente) así, muchos fueron perseguidos por la guardia civil y las fosas comunes no llegaban, también estaban las hermosas playas, las olas no son testigo de nada.
No quiero seguir con el tema.
Llegamos al tiempo de hoy con esas recomendaciones tan piadosas y sutiles de que , incluso, piensan por nosotros, tratándonos como a títeres, y nos dictan a quien tenemos que votar, o sea, lo tenemos todo solucionado.
Olvidando todo lo que no quiero olvidar, os diré que pasé una mañana estupenda en compañía de mi nieto, no os podeis imaginar lo guapo que es. (todas las abuelas dicen lo mismo, lo sé).
Hasta mañana. Dedicaré un capítulo para hablar sólo de mi nieto.
Saludos,

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